10. Luna de Miel

Y allí estaba, en el aeropuerto con el amor de mi vida, en el bosque mas remoto del país, no se a que se debía ese lugar, tampoco es que fueramos a pasar mucho tiempo de excursion...

-Ya estamos amor -Dijo Jake

Le besé, y cojimos las maletas y las llevamos a la pequeña pero acojedora cabaña. Jake me ayudó a meterlas todas, ya que entre Alice y Bella me habían empaquetado dos maletas llenas de lencería francesa, la otra maleta era de Jake, con unos cuantos pantalones...

Entramos en la habitación, era una cabñita de tres habitaciones: baño, dormitorio y salón/cocina.

Le lancé a Jake una mirada exasperante, estaba un poco cansada de eso de enseñarme la cabaña, el se rió.

-Quieres cazar primero?
Le dediqué una mirada furtiva y le cojí de la mano y salimos. Me tomó por sorpresa, pero el entró en fase y con un movimiento muy cordinado me sentó sobre su lomo, saboreé el aroma de tantos animales y le guié hacia mi presa. No me demoré mucho, a el no parecía importarle mi tardanza pero tampoco se iba a quejar. Le gruñí con malicia y me llevó a la cabaña.

Me dejó un rato de intimidad, fué sutil acerca de eso. Tuve que elegir entre las montañas de lencería, estaba nerviosa y eso me molestaba, estaba en el lugar perfecto con el amor de mi vida... que mas podía desear? No tardé mucho en ponerme el encaje, en tonos rosas y negros, me sentí grosera desperdiciarlo, pero en esa circunstancia me daba igual. Corrí hacia el sofá donde el me esperaba, en parte avergonzada pero muy feliz.

-mmm, te ves preciosa -me dijo
-gracias? -dije revoloteando a su alrededor. El apagó la tele y yo me fuí detrás suya, comencé a besarle el cuello. Le mordí con suavidad el lóbulo de la oreja y se estremeció, se dio la vuelta y sus labios se fundieron en los mios, le tomó un segundo cojerme en volandas y llevarme al dormitorio. Allí me tiró sobre la cama y se abalanzó con furia sobre mi, nos besamos con ansia y el comenzó a rozar sus labios por mi cuello hasta mi pecho, yo le quité la camisa rápidamente y comencé a pasar mis dedos por aquellos abdominales que me volvían loca. Me encontré con que se había quitado los pantalones, aquello me llevó al límite, eramos dos cuerpos incandescentes con un amor mas fuerte que ninguno.
No tardé mucho en sentir una ardiente sensación que empapó mi cuerpo en un gemido.

Jake era mio, ahora mas que nunca lo tenía claro...