4. Celos

Cuando hube deshecho las maletas y las acoplé a la habitación de "invitados".
Edward salió de cacería, pero yo decidí quedarme con Kate para poder demostrarle luego mis logros.

Kate era una profesora paciente, y a mi me hacía falta... Intenté expandir fuera mi escurdo por mas tiempo, gracias a su ayuda pude hacer que no fuera tan molesto tenerlo fuera de mi mente.

Edward no tardó en volver, Kate hizo su turno para ir de cacería poco antes de la media noche; Edward y yo nos avovillamos en el sofá y empecé a enseñarle la sorpresa de mis nuevas habilidades, le enseñé nuestra primera noche en nuestra casa del bosque; este recuerdo le produjo una cara de suficiencia que me hizo sonreir. No tardó en hacerme un gesto de pregunta y ruego, y, como era de esperar, no tardé en responderle... Me acerqué a su torso y recorrí su cuello con los labios hasta encontrar su boca, tan dulce como siempre, tan adictiva...

De pronto un portazo procedente de la puerta principal: Tanya.
Seguimos avovillados en el sofá pero tuvimos que cortar el ardiente beso, el ansia quemaba, pero ver la cara de Tanya al vernos era una buena recompensa

-Hola Tanya
-Hola Bella. Dijo con rencor.
-Donde has estado? Repuso Edward
-Me parece que te importa bien poco donde haya estado...
-Bueno... Si tu lo crees...

Salió de nuevo hacia el bosque con prisa, Edward y yo nos miramos con cara de sorpresa

-Le gustas
-No me importa
-Que podemos hacer?
-De momento... Por donde ibamos?
Comenzó a besarme frenéticamente
-Seamos educados Edward
-Por lo que a mi respecta no hay nadie cerca...
-oh...

Amanecimos cubiertos de ropa hecha jirones, mi cuerpo en una nube al lado del ser mas perfecto del universo, sabiendo que su amor era incondicional, y ninguna rubia podía cambiar eso... Me sentí mas feliz si cabe al pensar en eso...

-Porque no me cuentas de Nessie con tu ampliada habilidad?
-Me parece bien

Le enseñé las últimas imágenes de nuestra hija y no tardó mucho al ver a Jake tan cerca en comprender lo que pasaba.. Se le escapó un gruñido de frustración, le miré y me ofreció su expléndida sonrisa torcida... Aquella a la que jamás me acostumbraría.

-Que hay de isla Esme?
-No te cansas de eso?
-Me fascina ver lo bueno que te pareció Volvió a sonreir...
-Ok

Le mostré todos los detalles de aquella luna de miel tan expléndida...

Me miró y me sonrió, parecía que supiera que esa sonrisa no era fácil de resistir... Pronto oí pasos, Tanya... Pero debíamos darle una lección y yo no podía hacer nada, esa sonrisa me paralizó.

Le besé furtivamente y me correspondió rozando mi cuello con sus labios hasta llegar a mi lóbulo, me estremecí. Pero Tanya estaba frente a nosotros y, al parecer con muy mal despertar...